Bañarse con heridas en nuestra piel no es muy recomendable porque en el agua habitan millones de microbios. Aunque el cloro elimina las bacterias del agua de la piscina, su acción no es inmediata. Hay bacterias que resisten varios días y por tanto podrían infectar las heridas.

En general, si una herida no está curada, sería recomendable no bañarse en la piscina. En primer lugar por tu salud y en segundo lugar por evitar el contagio a otros bañistas. Lo ideal es esperar a que las heridas cicatricen.

Una posible solución si tenemos muchas ganas de darnos un baño es utilizar algún tipo de protección que aisle la herida del agua. De este modo la herida permanece seca y eliminamos el riesgo de infección o contagio a otros bañistas.

Otro riesgo que uno puede correr al bañarse con heridas es entrar en contacto con cloro que no esté diluido. Este producto químico quemar tu piel o causarte serios problemas de salud. Si tu piel entra en contacto con el cloro, enjuágala lo antes posible para evitar reacciones adversas. Hoy en día esto es poco probable ya que la mayoría de instalaciones han automatizado la dosificación de producto químico.

Si te has sometido a alguna operación, como por ejemplo una cirugía estética, nuestra recomendación es que consultes con tu médico para que te indique cuántos días debes esperar antes de poder darte un chapuzón.

Beber el agua de la piscina

Aprovechando que hablamos sobre bañarse con heridas, recordar que el agua de la piscina tampoco se debe beber, ya que aunque sea tan transparente como el agua embotellada, el hecho de que se bañen personas que pueden dejar restos de piel, orina o sudor, y el que esté expuesta al aire libre hace que contenga más bacterias, y al mismo tiempo sus niveles de productos químicos son mayores.