Ya a mediados de agosto, la inmensa mayoría de los españoles han tenido ocasión de darse un buen baño para combatir el calor y divertirse con amigos y familiares. Por desgracia, muchos de ellos habrán podido comprobar que su piscina huele a cloro o, peor aún, habrán sufrido algún tipo de problema de salud.
Ya cuando hablamos de la conjuntivitis en la piscina mencionamos estos problemas, los ojos son una parte delicada de nuestro cuerpo que no debería ser expuesta a determinadas cantidades de producto químico, como es el caso de cloro, un producto especialmente irritante.
Sin embargo, según estudios realizados en el país vecino, resulta que dos de cada tres piscinas tienen un nivel de cloro descontrolado, y esto pone en riesgo la salud de los bañistas, ya que puede dar lugar problemas oculares como irritaciones o infecciones.
Consejos para evitar problemas con el cloro
El uso de gafas de natación o de buceo puede ayudar a reducir los efectos de un agua con malos niveles de pH y cloro.
Si tienes ojos secos, utiliza lágrimas artificiales por medio de colirios para hidratar tus ojos y así evitar, en la medida de lo posible, las irritaciones e infecciones.
Si usas lentes de contacto, es muy importante controlar la higiene de manos y todos los accesorios que utilicemos para su mantenimiento. Evitar el uso de lentillas en la medida de lo posible, ya que las bacterias o sustancias irritantes que pudiera haber en el agua se pueden pegar a la lente.
Además deberías evitar compartir tus efectos personales cuando estos están en contacto con tus ojos, hablo de toallas, gafas de natación, etc. ya que el contagio de infecciones se puede producir hasta por los estornudos.