Sección de preguntas frecuentes que nos hacen nuestros clientes y que podemos resolver de forma rápida
La espuma en el jacuzzi o spa es síntoma de que algo no va bien, falla la higiene o la calidad del agua no es la adecuada para un spa. Existen productos antiespumantes que eliminan y controlan la espuma con rapidez, no obstante conviene determinar el origen o la causa de la espuma. Por lo general se debe a un indice elevado de TDS (Total de Sólidos Disueltos), una baja alcalinidad o bien a restos de jabones, cremas, aceites, y otros residuos que introducen los bañistas en el agua.
Por ello conviene ducharse antes de entrar en un jacuzzi y además verificar con regularidad los niveles de TDS, pH, desinfectante y alcalinidad para prevenir la aparición de espuma en el spa y mantener un agua limpia y cristalina.
Si tiene la piel y ojos irritados por la piscina debería verificar el nivel de pH, así como el nivel residual de cloro libre o del desinfectante que utilice de forma habitual, cuando los niveles son elevados es normal que se produzcan estas reacciones, por tanto debemos neutralizarlo y situarlo en el nivel adecuado.
Existen productos específicos para aumentar o reducir el nivel de pH del agua de la piscina, si tiene dudas sobre cómo medir el nivel residual de cloro puede visitar nuestra tienda de piscinas en Fuengirola, donde le podemos suministrar los test apropiados y explicarle personalmente cómo evitar este tipo de problemas.
Si tiene las paredes o el fondo de la piscina resbaladizo lo más probable es que tenga un problema de algas, estos organismos se adhieren con facilidad a las superficies y se multiplican a gran velocidad en las condiciones adecuadas si no les ponemos remedio. La algas no son peligrosas, lo nocivo son las bacterias, gérmenes y otros microorganismos que se multiplican gracias a ellas.
La solución habitual es verificar el nivel de pH, que debe estar entre 7,2 y 7,6 para que el resto de productos químicos actúen de forma eficaz. Luego debemos administrar un desinfectante, si usamos cloro podemos echar tricloro granulado allí donde notemos la superficie resbaladiza (evitar este método en piscinas pintadas o de líner).
Por último, tras dejar actuar el desinfectante, debemos cepillar las paredes o fondo de la piscina que estaba resbaladizo con el objetivo de desprender las algas. Una vez se haya posado todo en el fondo, pasamos el limpiafondos para eliminar los restos.
Cuando tenemos cal en la piscina lo más probable es que tengamos agua dura con alto nivel de minerales, en combinación con un pH alto da lugar a que la cal sea visible y se precipite. La solución pasa por bajar el nivel de pH y realizar una floculación con un producto líquido teniendo el sistema de filtración parado. Pasadas 24h deberíamos pasar el limpiafondos para recoger los restos y verificar el nivel de pH. Si se trata de un problema recurrente, lo ideal es emplear algún producto antical específico para piscinas, si tiene dudas o quiere adquirir este producto, puede visitar nuestra tienda de piscinas en Málaga.
¿Es mejor la cloración salina o cloro en pastillas? es una pregunta frecuente de muchos propietarios que se plantean cambiar de sistema, que han oído hablar de las bondades de las piscinas de agua salada y la liberación que supone contar con un sistema de cloración automática.
La realidad es que el cloro de la cloración salina y el cloro en pastillas es el mismo, es cloro a fin de cuentas, ahora bien lo cierto es que el cloro de las pastillas es orgánico, lo que supone una mayor estabilidad pero deja residuos en el agua de la piscina (ácido cianúrico), en cambio el cloro generado con la sal es inestable, se produce sólo cuando el equipo de electrólisis salina está en marcha.
Sin duda el sistema automático es más seguro y fácil de gestionar, pero ante eventualidades también va a necesitar tratamientos de choque con dicloro e incluso tricloro si se hace un uso intensivo de la piscina, pero claro está en menor medida.
El tricloro o dicloro son dos opciones diferentes que podemos emplear para desinfectar el agua de la piscina, ninguno es mejor que el otro ya que cada uno está diseñado para desempeñar una función diferente. Ambos son cloro orgánico, es decir, emplean ácido cianúrico como estabilizante y en contacto con el agua aportan cloro.
El tricloro aporta cloro más lentamente, por lo que está indicado para el mantenimiento de piscinas, en cambio el dicloro se disuelve a mayor velocidad por lo que está indicado para tratamientos de choque, como por ejemplo cuando se nos pone el agua verde o ha habido tormenta y se ha estropeado el agua.
A diferencia del cloro inorgánico (cloro líquido o lejía), el dicloro y el tricloro dejan ácido cianúrico de forma residual en el agua y éste no se degrada fácilmente, es importante controlar su concentración ya que si es demasiado baja el cloro se consume muy rápido, pero si llegamos a niveles altos se reduce la eficacia del cloro.
Cuando la piscina huele a cloro debemos sospechar que algo no va bien, los propietarios de piscinas o las personas encargadas de su mantenimiento deben tener claro que el olor a cloro no es sinónimo de limpieza, muy al contrario este producto químico debe ser imperceptible si está bien dosificado.
Por lo general cuando una piscina huele a cloro de forma evidente se debe a que éste se ha combinado con materia orgánica presente en el agua de la piscina y no está desinfectando, es lo que se conoce como cloraminas. Esta combinación es nociva y da lugar a irritaciones oculares, cutáneas e incluso puede llegar a provocar cáncer ya que es considerado como cancerígeno, por tanto debemos dar solución al problema lo antes posible.
Lo primero sería asegurarnos de que el nivel de pH es el adecuado (entre 7,2 y 7,6), luego debemos analizar bien en detalle los niveles de cloro libre y combinado, y en consecuencia aplicar el tratamiento apropiado. Si no tiene claro cómo hacer todo esto no dude en recurrir a profesionales, Piscinas CODE lleva décadas prestando sus servicios de mantenimiento de piscinas en la Costa del Sol
Muchos propietarios de piscinas tienen la idea de que el cloro es el mejor desinfectante para la piscina, si bien se trata de una buena opción, no es la única ni la mejor, existen muchas alternativas al cloro, algunas más caras, otras más económicas y sobre todo opciones más fáciles de controlar y más respetuosas con el medio ambiente que el cloro orgánico.
Si quiere utilizar alternativas al cloro o la lejía para desinfectar el agua de su piscina, no dude en contactar con Piscinas CODE llamando al 952 661 157 o visitando nuestra tienda de piscinas de Fuengirola (Málaga), donde le podemos atender y asesorar personalmente.
Una duda habitual de muchos propietarios de piscinas es cómo baja el pH del agua de la piscina, esto es algo muy básico y esencial, porque fundamental que el agua de tu piscina tenga el nivel adecuado para que los productos químicos desinfectantes puedan rendir al máximo.
El nivel de pH indica la acidez del agua, debemos controlar este valor a diario a ser posible, o bien equipar nuestra piscina con un sistema automatizado capaz de controlar no sólo estos valores sino que además pueda inyectar al sistema la cantidad de producto químico necesario.
Si nuestra piscina no cuenta con este tipo de equipos, para bajar el pH de la piscina necesitamos un producto químico específico que podamos encontrar en las tiendas especializadas, en Piscinas CODE vendemos minorador de pH como pH-Minus de Bayrol, un producto de calidad para conseguir el mejor resultado.
La dureza del agua, también llamada TH por sus siglas en inglés (total hardness), corresponde al contenido global de minerales (especialmente sales de calcio y magnesio) en una determinada cantidad de agua. La dureza se mide en grados franceses, y su grado es directamente proporcional a la concentración de estas sales.
Empleando los grados franceses: 1°F equivaldría a 10mg/l. Sabiendo esto podemos determinar el grado de dureza del agua: entre 0º y 8ºF son agua blandas, de 9º a 18ºF aguas de dureza media, 18º a 30ºF aguas duras, por encima de 30ºF son aguas muy duras.
Su medidor puede emplear también grado americano (pgp, grain per gallon) en cuyo caso debe saber que 1 pgp equivale a 1,72°F, o bien puede emplear grado alemán (dH, deutsche Härte), en tal caso 1 °d equivale a 1,79°F
Para terminar, quizás le interese saber que un agua blanda es ácida con un pH 7. Por encima de 25ºF, el agua tiende a provocar incrustaciones. Para limitar el aumento de la dureza y evitar la formación de depósitos calcáreos, sobre las paredes y el sistema de filtración de la piscina, es recomendable tratar el agua con calcinex.
Un problema frecuente en las piscinas es la aparición de algas, que modifican el color del agua a un verde claro u oscuro poco agradable. Las algas también pueden aparecer en zonas localizadas, como pueden ser las escaleras, rincones o similar de forma visible o bien haciendo que el fondo o las paredes sean resbaladizos.
Cuando aparecen algas es conveniente ajustar primero el nivel de pH a 7 con el producto químico apropiado, luego debemos cepillar las algas visibles o allá donde notemos la superficie resbaladiza, aplicaremos un tratamiento de choque con su desinfectante habitual, siempre que el revestimiento no sea de PVC o liners podemos aplicar cloro granulado directamente.
Opcionalmente podemos emplear floculante para obtener mejores resultados y posteriormente nos debemos asegurar de lavar bien el filtro para evitar la proliferación de bacterias o el regreso de algas a la piscina.
El cloro líquido que se suele usar para desinfectar las piscinas es hipoclorito sódico, similar a la lejía que usamos en casa para limpia, la diferencia está en el grado de concentración. En diversos foros y algunos usuarios de piscinas privadas optan por la lejía para ahorrar dinero en producto químico, la idea es echar unos 250 ml. de lejía cada día por cada 10 m² de agua que haya en la piscina.
El cálculo no es sencillo, se nos puede ir la mano, por eso se han desarrollado productos más precisos y seguros como el cloro en pastillas o granulado, que se van diluyendo poco a poco para durar varios días y además suelen aportar funciones adicionales como la prevención de algas, floculación para retener las partículas más pequeñas en el filtro, estabilizador de dureza y estabilizador de cloro, por lo que es mucho más cómodo y eficaz.
Tradicionalmente se vienen usando arena para el filtro de la piscina o spa, sin embargo desde hace unos años existe una alternativa más eficaz y rentable que poco a poco se va imponiendo, se trata del cristal AFM.
Este nuevo material filtra el 97% de todas las partículas en el agua inferiores a cinco micras, en cambio la arena apenas alcanza a filtrar el 72%, lo que es igual a decir que los cristales dejan en el agua un 3% de partículas y la arena un 28%, casi un tercio es una cantidad elevada, de hecho en este sentido los cristales AFM son casi diez veces mejores que la arena.
AFM es un medio filtrante fabricado a partir de cristal reciclado, aquel que echamos en el contenedor verde. Los cristales son purificados, calentados hasta más de mil grados centígrados, y luego reducidos hasta un tamaño y forma muy específico.
En una segunda etapa de tratamiento químico y una tercera etapa termal finalmente se consigue una superficie mesoporosa activa, es decir, contiene poros de un diámetro de entre 2 y 50 nanómetros capaces de absorber compuestos orgánicos como las cloraminas y partículas inferiores a una micra.
En resumen, AFM es un material de filtrado altamente eficaz, ecológico y con una vida útil superior al 20 años.
Las piscinas de agua salada cuentan con un equipo llamado clorador salino. La idea es diluir entre 4 y 6 kilos de sal por metro cúbico, cuando el sistema se pone en marcha el agua salada pasa por el clorador, el cual gracias a sus electrodos convierte la sal en hipoclorito sódico, un desinfectante muy efectivo.
La arena del filtro debe ser reemplazada cada 4 o 5 años, dependiendo del uso que se le haya dado. La alternativa sería emplear cristal activo para piscinas, un nuevo sistema de filtrado desarrollado por Dryden Aqua que dura muchísimos años. Para que te hagas una idea de la capacidad de filtrado, debes saber que la arena filtra impurezas de hasta 50 micras, mientras que el cristal activo consigue retener partículas tan pequeñas como 10 micras (¡1 mm son 1000 micras!).