Las piscinas de agua salada cuentan con un equipo llamado clorador salino. La idea es diluir entre 4 y 6 kilos de sal por metro cúbico, cuando el sistema se pone en marcha el agua salada pasa por el clorador, el cual gracias a sus electrodos convierte la sal en hipoclorito sódico, un desinfectante muy efectivo.